PALABRAS, PALABRAS, PALABRAS

Cuando se utiliza una palabra determinada para describir a Dios, esa palabra debe encerrar el mismo significado básico que la que usted utilizaría para describir a un hombre. De lo contrario carece de sentido.

Cuando se dice que Dios es Amor o Inteligencia, o que el es justo, esas palabras deben significar lo mismo q ue cuando se emplean para describir a seres humanos, si no, son palabras nuevas, especiales, que por lo tanto no tienen significado.

El amor de Dios debe ser el mismo amor que sabemos que siente una madre por su hijo, o el que siente un artista pro su creación. Debe tener la misma cualidad que esos ejemplos de amor – por supuesto, purificado e incrementado hasta el infinito – pero cualitativamente el mismo .De otra manera, el término no significa nada.

Cuando decimos que Dios es justo, nos referimos a la misma clase de justicia que adjudicamos a un juez, o a cualquier autoridad, cuando actúa con justicia, de lo contrario, el vocablo carece de significado . La justicia de Dios abarca una perspectiva infinita y sin errores, pero en su naturaleza es lo mismo.

Muchos dicen que Dios es amor, y al mismo tiempo sostienen que El responde al pecado finito con el castigo eterno. Afirman que es Justo, pero aseguran que los que viven hoy sufren penurias por un pecado que , se supone, cometió Adán hace miles de años. Incluso hay un pequeño grupo de personas que creen que todo ser humano está predestinado al cielo o al infierno antes de ser creado, sin que importe que mantenga una conducta buena o mala en la tierra. Esas mismas personas dicen que Dios es justo. Es obvio que en esos casos la palabra no significa nada.

Si se piensa que esos atributos de Dios designan algo distinto al significado habitual de sus palabras, entonces no podemos saber que es lo que designan. Así, se podría decir: “ Dios es x + y pero no sé que significan esos símbolos”.

Dios es amor e inteligencia y actúa con perfecta sabiduría y justicia para todos, en el significado habitual y correcto de esas palabras.

“Dios es luz, y en El no hay tiniebla alguna’. Juan 1:5.

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